INTERIOR

(En el espectáculo Trilogía de la Ceguera, Centro Dramático Nacional)

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«Interior sobrecoge. Con un discurso enormemente emotivo pero sin lágrima fácil, agarra al espectador, le hace cómplice de sus dudas y le obliga a una inevitable empatía.»

«Espléndidamente, por cierto, concebido y materializado el desenlace de la pieza.»

«La Trilogía de la ceguera proporciona un espectáculo teatral absoluto, un encuentro humano, espiritual y estético con nuestros miedos más profundos»

«El vestuario casa, la escenografía funciona, la iluminación embellece… Emocionante. Decididamente, cuanto más la recuerdo, más me gusta Interior.»

TEXTO

Maurice Maeterlinck

TRADUCCIÓN

Ana Rodríguez Partearroyo

AYUDANTE DE DIRECCIÓN

Fran Guinot

ESCENOGRAFÍA

Mónica Teijeiro

ILUMINACIÓN

Daniel Checa

SONIDO

Mariano García

VESTUARIO

Ana López Cobos

MÚSICA

Daniel García Centeno

REPARTO

Verónica Ronda

José Vicente Moirón

Quique Fernández

Lucía Fuengallego

Gema Solé

Lucía Barrado

Pablo Huetos

Pedro Santos

Celia Nadal

Carlos Silveira

VERSIÓN Y DIRECCIÓN

Antonio C. Guijosa

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Maeterlinck es un autor clave en el desarrollo de la literatura dramática europea contemporánea. No sólo es de vital importancia para nutrir el imaginario de nombres tan decisivos de la escena como Stanislavski o Meyerhold, sino que además su valía literaria lo hace ganador del Premio Nobel de Literatura en 1911. El uso de la poesía y el símbolo como elementos, no sólo literarios, sino articuladores del discurso teatral, encuentran su profunda raíz en este belga nacido en Gante, que se comunica con nosotros desde el silencio y la soledad de una pequeña ciudad anclada en el tiempo, para hablarnos sobre la angustia del hombre contemporáneo: el miedo a lo desconocido, la negación de la muerte y los peligros de silenciar aquello que nos conecta con el misterio y el abismo y que es, paradójicamente, lo que realmente nos hace humanos. En estas tres obras que proponemos (La intrusa, Interior y Los ciegos), hay un elemento dramatúrgico fundamental que las dota de un poder hipnótico para el espectador, llevándole a estar involucrado de principio a fin con lo que sucede, y que está íntimamente conectado con emociones profundas. Es el suspense. Y si a ese recurso dramatúrgico, del que se hiciera maestro Hitchcock, le sumamos que el contenido y las temáticas de estas tres piezas atraviesan los miedos y terrores básicos del hombre contemporáneo (la muerte, la soledad, la pérdida de la identidad y el sentido vital, lo sobrenatural, lo insondable e inenarrable, lo desconocido, la locura y la otredad), lo que Maeterlinck consigue son tres bombas de relojería. No es de extrañar, entonces, que el suspense sea uno de los géneros favoritos del gran público, sobre todo a través del cine, medio que ha cultivado y favorecido este género, consciente de su gran capacidad de sugestionar y emocionar al público. Y aquí proponemos un espectáculo con tres textos que no sólo poseen esa capacidad de sumergir al público en el espectáculo, sino que plantean preguntas radicales sobre la condición humana y su sentido. Maeterlinck anticipa la esencia del gran cine de suspense y terror contemporáneo, y nos ofrece un teatro de evocación y resonancias, sugerencias y sensaciones, que apela y dialoga directamente con las pulsiones irracionales e inconscientes del espectador. Un viaje emocional a través de los miedos más humanos.

Raúl Fuertes, Antonio C. Guijosa y Vanessa Martínez